Primera cuestión. ¿Qué es la biodiversidad?=Respuesta: la variedad o diversidad de seres vivos que pueblan este planeta. El término, hoy de uso común, lo acuñó W. G. Rosen en 1985 y ha calado con fuerza ayudado por las circunstancias adversas. La siguiente pregunta en estos tiempos de extinciones masivas -la sexta en la larga historia de la Tierra- es ¿por qué hay que luchar por preservar la biodiversidad? Porque la variedad biológica es el patrimonio "más valioso" atesorado a lo largo de millones de años, asegura Jorge Wagensberg, director del área de Medio Ambiente y Ciencia de la Fundación la Caixa.
La ciencia ha catalogado hasta ahora entre 1,5 y 2 millones de especies de animales y plantas pero se cree que podría haber más de 5 millones repartidas por los ecosistemas de todo el orbe. Incluso esta cifra sería una minucia; apenas un uno por ciento de todas las especies que han habitado el planeta desde su formación. El panteón de las especies extinguidas por cataclismos climáticos, competencia con otras, epidemias es inabarcable y crece a ritmo exponencial desde que comenzara la hegemonía del ser humano.
CosmoCaixa, el museo de la ciencia de la Fundación en Madrid, aporta cuatro razones de peso por las que la especie dominante, la nuestra, no puede permitirse perder a más compañeros de viaje. Esos cuatro argumentos guían 'Viva la diferencia', la exposición que desde este viernes despliega ante el público retazos del patrimonio natural del planeta. Cada una por sí sola bastaría pero, sumadas, son razones inapelables incluso para los 'ecoescépticos' que abominan de todo lo que huela a conservación natural. Resulta que la biodiversidad tiene un "enorme interés económico" para la humanidad, recalca Wagensberg. Todo lo que comemos, el cien por cien, procede de especies vivas. Nos dan calor los combustibles nacidos bajo la corteza terrestre y los árboles. Un tercio de los medicamentos brotan en las selvas o en otros ecosistemas vegetales.
La vertiente crematística puede ser una condena o un salvavidas para la biodiversidad. ¿Acabaremos con la Amazonía? Dependerá de si comprendemos que es más rentable preservar su riqueza verde que deforestarla por un beneficio a muy corto plazo, explica el director científico de la Fundación.
Al factor económico se suma el científico -"en la diversidad de hoy están las soluciones a los problemas de mañana"-, los motivos estéticos -la belleza intrínseca en todo ser viviente- y, por qué no, también el interés ético. Al fin y al cabo, todo lo vivo es el resultado de una historia que empezó hace 3.000 millones de años.
Cuando una especie desaparece el destrozo es irreversible. La 'reencarnación' espontánea de un genoma es factible, dicen los científicos, pero habría que esperar unos mil trillones de veces la edad actual del Universo. Lo dicho, no tiene vuelta atrás.
Variedad humana
Nacida como aperitivo al bicentenario del nacimiento de Darwin y el 150 aniversario de 'El origen de las especies' en el 2009, 'Viva la diferencia' ha tardado algo menos en montarse; siete años desde que se concibió la idea. Entre otros tesoros exhibe fósiles enteros de gliptodontes - armadillos gigantes extintos hace 10.000 años en el continente americano-, cráneos de herbívoros y de sus depredadores que ilustran por qué los primeros tienen visión lateral y sus captores frontal, y una gran colección de escarabajos, los reyes del mundo animal con unas 350.000 especies de coleópteros descritas.
También hay sitio para la variedad humana. La heterogeneidad étnica y cultural está hoy "tan amenazada como la diversidad biológica", se recuerda. La muestra recorre los distintos grupos étnicos representados en las cabezas esculpidas por Eudald Serra, la 'torre de Babel' de las lenguas y dialectos del mundo o el crisol racial de Sao Paulo captado en las fotos de Mónica Zarattini. Es un canto al mestizaje. "La mejor manera de innovar es combinar dos cosas diferentes", reza uno de los aforismos que cierran el espacio expositivo. Y si no, la prueba está en Obama.
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