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Millonarios, margaritas y hongos nucleares
Los ecologistas ponen en duda la integridad de Yann Arthus-Bertrand, autor de Home
El célebre fotógrafo volante Yann Arthus-Bertrand concibió Home, con el productor Luc Besson, como una exuberante fábula sobre la vida en la Tierra y sobre los riesgos de que se acabe por culpa del cambio climático. Pero, su estreno mundial, el pasado viernes, se ha visto salpicado por una polémica que amenaza con convertirla en todo lo contrario: un vehículo propagandístico al servicio de empresas con credenciales ecologistas dudosas.
Home se ha estrenado en más de 70 países. Realizada con el indiscutible genio plástico de Yann Arthus-Bertrand y con unos medios envidiables, el filme contiene imágenes y sonidos que dejarán sin aliento al espectador, por su belleza o por la realidad sobrecogedora que describen.
El alegato contra el cambio climático es planteado como inminente e irreversible en una de las hipótesis más negativas de los científicos: la que estima que nos quedan menos de diez años para corregir el volumende emisiones de gases con efecto invernadero.
"La película trata sobre la globalización de los problemas de la Tierra", explicó Bertrand en un encuentro con Público. "Hablamos de la increíble aventura que es la vida sobre la Tierra, y después miramos cuál es el impacto del hombre sobre ella, en términos de biodiversidad, del agua, del problema del petróleo y de los productos químicos", añadió.
Extender el bienestar sale caro
"Hay dos horas en la película que son verdaderamente angustiosas, porque uno comprende que va a ser extremadamente difícil salir de la actual situación en la que mucha gente1.500 millones de personas goza de un confort inimaginable hace sólo 50 años, pero a costa de destruir el planeta", señaló.
"La energía atómica es una parte de la solución contra el cambio climático" dice Bertrand
Pero no todos están de acuerdo con él. Asociaciones ecologistas y la red antinuclear Sortir du Nucléaire han denunciado públicamente aBertrand, embajador de la ONU para el Medio Ambiente, por los acuerdos que suscribió para producir el filme. Por un lado, su financiación viene de la multinacional Pinault-Printemps-Redoute (PPR), y por otro, los problemas relacionados con la energía nuclear brillan por su ausencia en la película, algo, a priori, sorprendente para un proyecto supuestamente ecológico.
Por decisión del heredero dinástico de PPR, el multimillonario François-Henri Pinault recientemente casado con Salma Hayek,este grupo multinacional, nada conocido por practicar el comercio justo, ha financiado una película muy exigente en medios a causa tanto del dispositivo planetario, como por los vuelos y cámaras que ha exigido.
Arthus-Bertrand explicó que, a su juicio, el patrocinio privado no es un problema, sino el principio de la solución. "PPR se arriesga al producir esta película, porque todo el mundo va a ponerse a mirar si aplican criterios ecológicos", afirmó. "Este es un filme de utilidad pública, una película colectiva de gente con la misión de cambiar el mundo. Y François-Henri Pinault decidió sumarse. Es raro encontrar socios tan elegantes. Es un inicio. Hay que empezar por algo", añadió.
Lobby nuclear
La red Sortir du Nucléaire publicó un comunicado para denunciar el "compromiso pronuclear de Yann Arthus-Bertrand". A juicio de la organización, el único objetivo de la fachada verde de Home es justificar una supuesta necesidad imperiosa de nuclearizar el planeta, algo de lo que es partidario Nicolas Sarkozy.
Los activistas denuncian que las compañías usan el filme para lavar su imagen
Arthus-Bertrand reconoció a este periódico que la película "no habla del sector nuclear". Luego corrigió parcialmente esta opinión, por e-mail, para señalar que sí hay algunas imágenes espantosas de una mina de uranio, pero, eso sí, sin que nadie advierta al espectador de tal cosa. "No estoy a favor de lo nuclear. Es peligroso, pero al mismo tiempo necesitamos el sector nuclear porque es parte de la solución frente al cambio climático", dijo el cineasta.
La poesía de las imágenes sigue poblando el trabajo de Arthus-Bertrand, en la línea de lo que lleva haciendo desde hace 30 años con la fotografía. Al integrarlo en un filme tan centrado en una de las hipótesis sobre el cambio climático, el fotógrafo se ha lanzado a otro terreno, más peligroso, intelectual y complejo.
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