(Nota: Podéis leer el inicio de esta historia pulsando aquí)
Al pasar los correspondientes días, que creo que fueron 28, con una madre cumpliendo su misión de empollar y que no abandonaba su nido excepto durante un pequeño rato sobre las diez y pico de la noche, los pollos acabaron saliendo al mediodía.
La tabla que les había colocado les contuvo de la caída inmediata a la calle.
La madre, siguiendo con su destalento, les llamaba desde la calle y uno de ellos pasando por encima de sus hermanos, utilizándolos de rampa por lo visto (esto me lo han contado) se precipitó al vacío.
Mi hijo los recogió a los demás para evitar que otros siguieran su idea ya que la madre se empeñaba en llamarlos desde abajo.
Depositados en una caja en el suelo del balcón la madre comenzó a hacer subidas hasta la barandilla y en una de ellas conseguí atraparla utilizando una toalla.
Todos juntos, menos uno, pasaron la noche en una gran caja y al día siguiente y aconsejado por Mario, nos los llevamos al Parque del Agua para soltarle.
El momento crítico fue el de soltar a la pata ya que podría haber salido volando y abandonar el lugar. Agarrada le enseñamos a los paticos y la soltamos. Se metió al agua y desde unos tres metros comenzó a llamarles.
Soltamos a los nueve, se pusieron a nadar inmediatamente y la pata los agrupó y se los llevo al interior de un pequeño carrizal.
Misión cumplida al 90%
Adjunto las fotos
José Ángel
Al pasar los correspondientes días, que creo que fueron 28, con una madre cumpliendo su misión de empollar y que no abandonaba su nido excepto durante un pequeño rato sobre las diez y pico de la noche, los pollos acabaron saliendo al mediodía.
La tabla que les había colocado les contuvo de la caída inmediata a la calle.
La madre, siguiendo con su destalento, les llamaba desde la calle y uno de ellos pasando por encima de sus hermanos, utilizándolos de rampa por lo visto (esto me lo han contado) se precipitó al vacío.
Mi hijo los recogió a los demás para evitar que otros siguieran su idea ya que la madre se empeñaba en llamarlos desde abajo.
Depositados en una caja en el suelo del balcón la madre comenzó a hacer subidas hasta la barandilla y en una de ellas conseguí atraparla utilizando una toalla.
Todos juntos, menos uno, pasaron la noche en una gran caja y al día siguiente y aconsejado por Mario, nos los llevamos al Parque del Agua para soltarle.
El momento crítico fue el de soltar a la pata ya que podría haber salido volando y abandonar el lugar. Agarrada le enseñamos a los paticos y la soltamos. Se metió al agua y desde unos tres metros comenzó a llamarles.
Soltamos a los nueve, se pusieron a nadar inmediatamente y la pata los agrupó y se los llevo al interior de un pequeño carrizal.
Misión cumplida al 90%
Adjunto las fotos
José Ángel
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