El mar mostró ayer su faceta más salvaje y los astros jugaron a seducirse. La combinación de la Luna nueva con la época equinoccial dio lugar a las mareas vivas más potentes del año. Por la mañana, la bajamar dejó al descubierto los encantos marítimos y por la tarde el agua no dejó ni rastro de la arena de las playas
San Juan. El agua subió tanto en la pleamar de la tarde que algunas viviendas
estuvieron a punto de ser anegadas por la marea.
Diario Vasco 10/09/2010
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