
La EXPO insiste en dragar el Ebro de nuevo. ¡Y ya van tres! Como ya advertimos el año pasado, habrá que estar permanentemente metiendo máquinas en el río, dañando el fondo y desfigurando su dinámica si quieren navegar con barcos de calado inadecuado.
El espectáculo es bochornoso: dos palas retroexcavadoras de cadenas, una de más de 27 toneladas y la otra de 37, y un buldozer de 20, destrozan el río con su ir y venir, sacando las gravas del fondo a su antojo. No existe ninguna supervisión de técnico ambiental que prospecte el material extraido ni limitaciones a su actuación dentro del río.
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